Excma. Sra. Ministra de Sanidad

martes, 15 de febrero de 2011

Hacía mucho, muchísimo tiempo que no salía de fiesta por la noche. No diré cuánto para no arruinar mi reputación de verbenera pero digamos que varios meses.

Sí me habían dado las tantas en algún garito de esos en los que ponen buenas copas y se puede charlar pero nada de pubs atestados por lo que no había vivido en todo su esplendor la nueva Ley Antitabaco.



Pero el sábado salí y, sin el efecto narcótico para el olfato del humaco, sufrí. Y lo digo en serio porque en los bares venían ráfagas de fragancias nada agradables: sudor, ventosidades y colonia barata.



Que sí, que sí, que está muy bien eso de llegar a casa y ni rastro de humo en el pelo y la ropa pero no sé si compensa.

Así que desde aquí, señora Ministra de Sanidad le ruego: Permita fumar de nuevo en los locales nocturnos.




¡¡¡¡¡POR FAVOR!!!!!

Premio

miércoles, 9 de febrero de 2011

Cuando me hallaba inmersa en plena vorágine pre-año nuevo chino, Bet me concedió un premio que ahora recupero: el Stylish Blogger Award. ¡Toma ya!


Cuando empiezas a escribir un blog esperas que a la gente le guste así que estas cositas son siempre bienvenidas. ¡MUCHÍSIMAS GRACIAS, Bet!

Las reglas dicen que tengo que contar siete cosas sobre mí que no sepáis y eso sí que va a ser difícil porque creo que ya lo he dicho todo. Pero voy a intentarlo:

- Aunque he estado con unos cuantos hombres, sólo he tenido dos novios en mi vida (y con el actual tres). No soy (¿o era?) mujer de relaciones serias.

- Me vuelve loca el queso, de cualquier clase además, aunque cuanto más fuerte mejor. Sería capaz de comerme una torta del Casar de una sentada y con cucharilla.

- Tengo pavor a los toros. En el pueblo de mi madre, en Salamanca, hay varias ganaderías de reses bravas y muchas veces se ha escapado algún animal de alguna finca o del recinto del encierro durante las fiestas. Los días previos a ir al pueblo siempre tengo pesadillas horribles: los toros saltan las barreras y me persiguen sin compasión.

- Hace años me dio una temporada por comer con palillos y cuchara de cerámica. Una compañera de trabajo empezó con el discurso de que el metal era muy malo para el organismo y yo le seguí. Se me pasó pronto, igual que me época vegetariana.

- Llevo haciendo deporte prácticamente toda mi vida. Empecé con 9 años a jugar a baloncesto hasta que lo tuve que dejar porque me marché a la universidad y después he hecho de todo: aeróbic, natación, karate, Kick boxing, baile, gimnasia, pesas... Ahora me ha dado por correr.

- Tengo cinco primas pero como con tres no me llevo en la práctica es como si tuviera sólo dos. Son como mis hermanas mayores, las quiero mucho a ambas, pero mi debilidad es la Toreta. Por ella, MA-TO.

- No me gusta el agua. Casi nunca me baño en verano, ni en la playa ni en la piscina, a no ser que fuera haya 50º. Quizá si estuviera en el Caribe...

Ahora se supone que tengo que premiar a quince blogs pero como ya voy un poco tarde con el tema, lo dejo en el aire. Que recoja el premio quien guste.


P.D: Tengo una pena muy grande por no contar con ningún chino entre mis lectores. Desde luego, qué poco internacional soy...

Feliz Año Nuevo... Chino!!

jueves, 3 de febrero de 2011

Hoy empieza el año nuevo chino, que se celebra con la llegada de la primera luna nueva tras el solsticio de invierno. No sólo es la fiesta más importante del año en el país asiático sino también la responsable de que mi trabajo se multiplique por cuatro las semanas previas a esta celebración.





He de aclarar que trabajo en comercio internacional, de ahí que mi día a día se vea afectado por la festividad de los dragones y farolillos.

Y es que el Año Nuevo se celebra cada año (desde hace 4709, por cierto) pero parece que mis amigos orientales no aprenden de la experiencia.

El país se paraliza durante dos semanas, las empresas cierran a cal y canto y los barcos cancelan sus escalas durante ese tiempo, así que los días previos son una locura. Todo el mundo quiere entregar sus mercancías antes de que la máquina se pare por lo que los almacenes de nuestros agentes están colapsados.

Pero no os creáis que los proveedores chinos son previsores y entregan con tiempo sus pedidos, no, lo dejan todo para última hora (va a ser que no somos tan distintos, eh?). Esto significa que coger espacio en los últimos barcos que zarpan es ya misión imposible.

Pero ellos, inasequibles al desaliento, no se resignan así que la situación típica de los últimos días es la siguiente: chinos llamando a mis clientes para presionar, mis clientes llamándome a mí, yo llamando a mis agentes, mis agentes llamando a chinos, yo al borde del suicidio...

Menos mal que desde el lunes POR FIN puedo descansar... hasta el año que viene, claro.

¡Xin Nian Kuai Le!




P.D. Gracias a Qesqse por unirse al blog y a Tonta por su comentario en un post anterior.

P.D: Si hay algún chino/a leyendo esto, por favor que se manifieste que me hace ilusión... Ah! Y que no se me ofenda! Son cosas de curro, ya
sabéis.

El Barco

martes, 1 de febrero de 2011

Vale, lo reconozco (con una franja negra en los ojos, que conste), estoy enganchada a El Barco.

Lo sé, lo sé, es una serie mala para adolescentes, con una trama inverosímil, unas interpretaciones más que mejorables, unos personajes estereotipados, todos guapos, enseñando cacha a la mínima... un truño, vaya. Peeeeero sale Juanjo Artero y sólo por él renuncio a mis horas de sueño.

Yo apenas veo la tele. Me gustan Españoles en el Mundo, Callejeros Viajeros, Comando actualidad y el Telediario y el Tiempo de la Primera. Poco más. Ni siquiera he visto los grandes pelotazos de los últimos tiempos. Ni Perdidos, ni Prision Break, ni el Internado, ni Walking Dead... nada.


Pero El Barco es tan mala que no puedo dejar de verla. Y sale Juanjo Artero, MI Juanjo Artero.





Resulta que una catástrofe nuclear (o lo que sea, que yo soy de letras) provoca la desaparición de la tierra y los únicos supervivientes del desastre son los tripulantes del buque escuela Estrella Polar.

Mi Juanjo Artero es el capitán Montero, quien viaja en el barco junto a sus dos hijas porque, vayapordios, acaban de perder a su mamá. Se ha dejado barba para la ocasión pero sigue teniendo esa voz tan... TAN, y aunque el resto de la tripulación va todo el rato medio en bolas, él va siempre como un pincel.

Su mano derecha es un clon de Fiti de los Serrano (la vi al principio de los tiempos, no me apedreéis), parco en palabras, gruñón y sin habilidades sociales.

Pero fíjate tú qué cosas, que en el barco también viaja su hasta entonces desconocido hijo (interpretado por Mario Casas haciendo de sí mismo) que, casualidades de la vida, es un experto marinero, buceador, con un currículum que te cagas. Vamos, un hombre orquesta con... ¿dieciocho años? El pobre también se acaba de quedar huérfano y va a pedirle cuentas a su padre así que a éste se le acabará ablandando el corazoncito porque en realidad tiene buen fondo el hombre.

Las hijas del capitán son unas niñas buenísimas. La pequeña anda todo el día a su bola por el barco, ni estudia ni hace deberes ni nada y da mucho miedo. Tiene los ojos muy grandes y parece que en cualquier momento le va a empezar a dar vueltas la cabeza.

La mayor es responsable, cuida de su hermana, de su viudo padre… un amor, vaya, si no fuera porque le gusta el profe malote, un colombiano cañón pero chungo y psicópata. Es tan tonta que se enrolla con él aún cuando ¡le ha apuntado a su padre con una pistola! Adolescencia pura y dura.

Después, tenemos el guaperas tonto, la embarazada, el discapacitado físico, el retrasado mental y hasta un cura.

Fijo que dentro de unos capítulos alguien sale del armario, no puede faltar el gay de la historia. ¿Será el cura?

P.D. ¡Ah, bueno! También hay una científica pero pasa tan desapercibida que la podían haber tirado por la borda en el primer capítulo.
 

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