Citius, altius, fortius

jueves, 25 de febrero de 2010

Me siento famosa y súper mega VIP. Una mezcla entre Ana Rosa Quintana y Paulina Rubio.






Y es que tengo un personal trainer. O sea, un entrenador personal de toda la vida.

Sí, sí, como lo leéis, y lo mejor de todo es que no me cuesta un duro. Claro que esto también tiene su parte negativa: al no pagarle no le puedo despedir o decirle “ufff, estoy taaaan cansada. Paso”. Así que hasta que él no se aburra de mí tendré que acatar sus órdenes.

Como conté en este
post, uno de mis propósitos de Año Nuevo es hacer la Behobia-San Sebastian. Es una carrera muy popular aquí por lo que es fácil conocer a alguien que la haya hecho. Este chico, que es mi masajista, la ha corrido ocho veces. Al saber de mis intenciones se ofreció amablemente a entrenarme y claro, no le pude decir que no. Porque no dudo de mis capacidades, ¿eh? pero si alguien te empuja pues seguro que es más fácil.





Ay, amigas/os, ¡en buena hora acepté! Sólo llevo una semana con él y ya tengo unas agujetas que no puedo ni moverme. El martes me endilgó las mancuernas de cinco kilos (¡¡¡CINCO!!!) y hale, a hacer pectoral. Ayer me trajo una tabla con lo que tengo que hacer cada día. Y lo que es peor, ¡hoy ha dicho algo de cambiar mis hábitos alimenticios! Esto me huele mal… Me da que me va a restringir la cerveza y eso no, ¿eh? Yo por mi Heineken MA-TO. Encima que estoy en pleno proceso de duelo me voy a ver también con el síndrome de abstinencia. Joder. Que eso es inhumano…

La carrera es en noviembre… anda que no me queda nada. Y con el veranito de por medio. Que si las cañas, que si las tapas, que si trasnocho... Ay madreeee, que esto me va a doler. Pero ya no puedo rajarme porque todo el gimnasio sabe que voy a hacer la carrera y mis padres, amigas y familia, también. No me queda más remedio que seguir adelante. Aunque si me cuesta mucho siempre puedo fingir una lesión. O tirarme por las escaleras para romperme una pierna.


Ya os iré contando mis progresos, si me voy pareciendo a Madonna o a la Teniente O’Neil y si tengo que hincharme a latas de atún y huevos duros, Isostar y zumos de naranja. ¡Ufff! Si eso debe de ser hasta malo… ¿no?


Quien no trabaja es porque no quiere

martes, 23 de febrero de 2010


El mercado laboral está fatal… o eso dicen quienes andan en plena búsqueda. Yo, que afortunadamente tengo un empleo estable, no tengo que salir a la jungla para demostrar que soy súper JASP pero he seguido de cerca el proceso de mi amiga Aurora, a quien le ha costado dios y ayuda encontrar algo decente. Bueno, he de decir también que ella tiene la manía de romperse alguna parte de su cuerpo en cuanto lleva un tiempo prudencial currando así que no sé si es muestra representativa de algo…

Ahora trabajo en la empresa familiar por lo que, salvo hecatombe, creo que conservaré mi puesto durante años pero como soy una persona solidaria, hoy quiero hacer una labor social y echar una mano a quienes están buscando trabajo:

pedazo de oferta que traigo, oiga

Si es que quien no trabaja es porque no quiere… Por cierto, ¿pedirán experiencia?


Cómo superar una ruptura

martes, 16 de febrero de 2010

Una amiga blogera está pasando por un momento complicado. El día de San Valentín, después de un tiempo de convivencia, ha terminado la relación con su pareja. Casi puedo adivinar lo que está pasando por su cabeza, por su corazón e incluso por su estómago porque estas situaciones se sienten muy dentro, en las tripas.

Parece que no hay futuro, te bloqueas tanto que no puedes ni pensar… En mi caso sentía muchas cosas pero sobre todo pánico. Ves que lo que tú creías que era tu futuro se viene abajo, que tienes que volver a empezar y, aunque sabes que eres joven, en el fondo acojona.

Para ella y para todos/as aquellos/as que estén viviendo algo parecido, aquí van mis cinco consejos de experta:

- Llora: saca a través de las lágrimas todo lo que tienes dentro: pena, rabia, miedo… vacíate. Aunque ahora parezca imposible, llegará un día en que dirás “ya no lloro más”. En ese momento, habrás empezado a ir hacia arriba.

- Acéptalo: si la decisión es definitiva es fundamental asumirla. No sirve de nada negarlo, hay una realidad y hay que enfrentarse a ella. Sólo entonces seremos capaces de empezar el proceso de recuperación.

- Céntrate: y es que viene un asunto difícil: el reparto de las cosas. Es uno de los peores momentos, cuando ves que el tema va en serio, y es doloroso para qué negarlo. Hazte a la idea de que vais a discutir, en mayor o menor medida, pero os aseguro que habrá algún día de marejada. No se trata de desplumar al otro sino de hacer las cosas de la manera más civilizada posible. Al fin y al cabo es alguien a quien has querido y aún quieres, no tiene sentido intentar joderle.

- Déjate querer: apóyate en tu familia y amigos/as. Están ahí y te lo demostrarán. Sólo hay un problema y es que muchas veces quieren ayudar pero no saben cómo. Por eso, habrá momentos en que te sentirás agobiada. Respira hondo.

- Ten paciencia: de estas situaciones no se sale de un día para otro. Tenemos experiencia y sabemos que todo se supera y aunque ahora el túnel nos parezca larguísimo tarde o temprano llegaremos al final. Ve hacia la luz. A tu ritmo, sin prisa pero sin pausa.

Querida amiga, esto no es el fin del mundo sino un momento de cambio. Sólo hay una cosa en esta vida que no tiene remedio y ésa, afortunadamente, aún no nos ha llegado. Todo es cuestión de actitud así que límpiate la cara, píntate los labios de rojo, cálzate unos buenos tacones y echa a andar. Como me dijo Mel en su día: levanta la cabeza, saca tetas y adelante. Pues eso.

Sorpresas te da la vida

lunes, 15 de febrero de 2010


- Pequeño mío, cariño de tu madre, te he encontrado una mujer guapa guapa de verdad… no como la sinsorga de tu cuñada, que hay que ver lo tonto que es tu hermano

- Gracias por las gestiones, madre, es que ya sabes, esto de ser Ministro Plenipotenciario es un estrés. Que no doy abasto, vamos.

- No te preocupes, para eso estamos las mujeres… a vuestro servicio siempre

……………

- ¡Ay, chiquilla, qué nervios! Pedazo bodorrio que ha organizado el jefazo este. Tu futura suegra parece un poco víbora, tú cuidado con ella, ¿eh?

- Madre, vivo sin vivir en mí, por Alá, ¿cuántos invitados dices que va a haber?

- Más de quinientos mil. Es que un pez gordo tiene muchos compromisos… pero no te preocupes, que yo estaré a tu lado y ya sabes que por mi hija MA-TO. Tú tápate bien, que no se te vean ni las pestañas.

……………………..

- Por el poder que me ha sido concedido, yo os declaro marido y mujer. Puedes besar a la novia.


- Ven pacá, jaca, que te voy a meter un morreo que te voy a quitar el sentío.


- Uuuuy… es que soy muy tímida, mejor en casita y con la luz apagada.

- ¿En casa? Quita, quita, que no me aguanto…

- Estoooo, yooooo….

- Válgame el cielo, ¿pero qué invento es ésteee? Por las doce mujeres de Mahoma, ¿no has oído hablar de la depilación láser? ¿O del Depilduch?


- Señor, soy de familia humilde, ya sabe…


- Te repudio, te repudio y te repudio.


- Hala, a tomar por culo el braguetazo. A ésta no la echo de casa ni con agua caliente…



............................

FUCSIA: madre del novio
AZUL: novio
VERDE: novia
ROJO: madre de la novia


MORADO: oficiante




Esta conversación es producto de mi mente calenturienta. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Quien guarda, halla

jueves, 11 de febrero de 2010

Como ya os conté el otro día, estamos pintando la oficina. A mí me gustaría que, ya que nos ponemos, hiciéramos un esfuerzo y nos deshiciéramos de todo aquello que no sirve pero con dos viejunos como compañeros de trabajo es tarea imposible.

El otro día, María hablaba en su blog sobre los
pongos. Lo que hay aquí no es que sean pongos exactamente… es mierda pura y dura. Pero a mi padre y, especialmente, a su socio, parece que todo les viene bien.

Entre otras cosas, han aparecido varias impresoras, obsoletas por supuesto, que al socio de mi padre le parecen “aparatos buenísimos” que, “¿cómo se van a tirar, pordios?”. El hecho de que utilicen papel continuo (algo que dudo que siga existiendo) parece no ser importante. Así que, a guardar las maquinitas de los cojones.

Y es que 28 años que llevan aquí dan para acumular basura como para crear una nueva isla. Es imposible describir la cantidad de papeles que hay, que sí, que vale, que es una oficina y si se guarda y no se tira, al cabo de los años tenemos… pues esto. Pero yo mandaba todo al contenedor sin pararme a mirar qué es lo que estoy largando.

He aquí, algunos de los magníficos tesoros que hemos descubierto:
- Un telex: (¡¡un telex!! Por favor... se utilizaba ANTES de que existiera el fax. Vamos, anteayer)

- Varias máquinas de cálculo de éstas:

- Toneladas de papel continuo amarillento (mira, podíamos hacer funcionar esas impresoras de tan grandísima calidad)

- Diversos esqueletos de sillas (llamaba yo a un rumano y en tres minutos no quedaba ni uno)

- Decenas de cajas vacías (por si alguna vez tenemos que dormir en la calle, claro)

- Una Interviú de 1987 (no recuerdo quién estaba en la portada… quizá ¿Norma Duval?)

- Un calendario de 1996 (cualquier tiempo pasado fue mejor)

- Papeles de la década de los ochenta (que se guardan por si acaso… por si acaso aparece una chica con una cerilla y un bidón de gasolina... Para que prenda mejor, claro)

- Un muerto de fotocopiadora que no funciona (el socio de mi padre se empeñó en llamar a un técnico para ver si le servía para algo. Sin comentarios)

- Unas cortinas de antes de 1982 (ese año se trasladaron de su anterior oficina a este local y las cortinas eran del viejo, o sea que imaginaos... Fue un hallazgo hasta para ellos)

- Un sacacorchos rudimentario (Vete tú a saber para qué. Porque os aseguro que si hubiera botellas de vino, YO lo sabría… lo sabría)

- Varios sellos para falsificar documentos oficiales (semos legales en mi familia, ¿eh?)
- Montones de periódicos antediluvianos (son de mi padre, que los trajo aquí porque mi madre le dio un ultimátum hace años. Los sacó de casa, para traerlos a la oficina. Sí señor, cambiando la mierda de sitio, para que no se note…)


Como veis, todo cosas súper útiles, vamos, de esas que en cualquier momento te van a hacer falta, y de última generación, por supuesto. No me he encontrado un ábaco de milagro.


P.D. Gracias a V por apuntarse a seguidor.

La tarde que parecía un año entero

lunes, 8 de febrero de 2010

Estimados/as lectores/as,

Estoy viva de milagro. Y no porque haya tenido algún accidente o percance, no, sino porque he estado a punto de hacerme el harakiri:







¿Por qué? Os preguntaréis. ¿Qué cosa tan grave ha sucedido para que se me pasen estas ideas por la cabeza? No he roto otro espejo, ni me han vuelto a mear el coche. Ni siquiera es por el recién descubierto parentesco con yasabeisquién, no… Es que el sábado… ¡¡ME QUEDÉ DE CANGURO!!


No me gustan los niños, aunque adoro a mi sobrino. Pero claro, una cosa es tenerlo un ratito con su madre delante y otra, estar sola ante el peligro. Tía Perla frente al pequeño monstruo. No había madre, ni padre, ni abuela que lo calmara… nada. Yo contra él. Y casi gana él.

Mi hermana y su marido tenían comida y mis padres, un compromiso, así que como buena tía me ofrecí a cuidarlo. Me lo dejaron en casa de mis padres sentado en su tronita mientras yo comía pero fue irse ellos y empezar a berrear el tío que no había forma de callarlo. ¿Sabíais que un niño es capaz de llorar a unos decibelios que rozan la contaminación acústica? Yo lo sospechaba… y el sábado lo confirmé.

Total que aguanté sus berridos mientras terminaba de comer. Le dije: ya puedes llorar, ya, que hasta que yo no acabe no sales de ahí. Y le debió de sentar mal porque subió el volumen y todo.

Apuré la comida y se me ocurrió meterlo en la cama para que se echara la siesta. ¡Ay! Se puso tieso como palo, apretó sus puñitos y volvió a elevar su llanto así que me fui a jugar con él. Descubrí que si hacía ruido se callaba y ya me veis dándole con el tenedor a un vaso, a una jarra, a los platos… parecía la mujer orquesta pero por lo menos surtía efecto.

En ésas andaba cuando me vino un aroma inconfundible… ¡¡¡Ufff!!! Sí, me tocaba cambiarle el pañal. ¡Ánimo, Perla! - me dije - ¡que tú puedes! Cogí aire, aguanté la respiración y... al lío. Una vez limpito, aproveché para volver a acostarlo y esta vez sí, cayó como un pequeño tronco. Tres horas me dejó respirar el bendito de él… mi primera victoria. Pero no había terminado la guerra.

Pasada la siesta, le di de merendar. Al principio muy bien, abría su boquita con ganas pero después dijo que el jamonyork se lo comiera su tía, o sea, yo. Andaba en plena lucha alimenticia cuando otra vez…




Pero ¿cómo puede una cosa tan pequeña cagar tanto? ¿Y con semejante olor? ¡¡Madre del amor hermoso!! ¡¡Eso sí que es un arma de destrucción masiva!! Yo creo que pensó “pues ahora te jodes, que ya te he dado tres horas de respiro.”

Lo cambié, lo vestí y salí a la calle pitando, a ver si con el trajín dejaba la llantina. Porque no os creáis que se había callado, no… ¿pero es que me tiene manía o qué? Enseguida me llamó su madre que venía a por él… nunca me he alegrado tanto de ver a mi hermana como el sábado y creo que el niño tampoco porque cambió las mañas por una gran sonrisa en cuanto apareció.

Os juro que fue la tarde más larga que recuerdo en mucho tiempo. Esta semana cojo hora para ligarme las trompas.



P.D. Dedicado a todas las madres y a todos los padres, a los/as cuales admiro profundísimamente. Nuestra Elly se acaba de unir al club de las mamás. ENHORABUENA a ella y a su palomo. Valor y al toro.

Secretos de familia

jueves, 4 de febrero de 2010

En mi familia paterna somos poco dados a hablar de nuestros antepasados. Mi abuela era una mujer parca en palabras, muy navarra ella, y se ve que mi padre ha heredado eso de su progenitora porque tampoco suelta mucha prenda. Mi abuelo murió antes de que yo naciera. De él sé que tenía un carácter difícil, que cazaba palomas y que trabajaba la madera. Sé que un tío de mi padre emigró a América, como tantos otros en aquella época, y que una de sus tías era modista de Balenciaga. Poco más.

Cuando murió mi abuela, la hermana de mi padre se quedó con la casa familiar: un caserío enorme y deshabitado desde hace décadas. Recientemente lo ha alquilado así que ha tenido que sacar lo que había dentro. La gran mayoría de las cosas ha ido directamente a la basura y otras se las ha quedado el nuevo inquilino para pena mía (como una máquina de coser antigua y un maniquí). Pero de entre la sangría, mi tía rescató algunos viejos documentos que trajo a nuestra casa para ser analizados.








Había fotos, postales, cartas, invitaciones de boda, recordatorios de muertos… cosas antiquísimas. La verdad es que daba mucha risa ver todo aquello aunque la mayoría de la gente ni sabíamos quién era. Por eso precisamente lo trajo mi tía, para ver si mi padre reconocía a alguien.

De entre todo aquel montón de papeles, destacaba una serie de postales y cartas escritas por una mujer a la hermana de mi abuelo. Le contaba muchas cosas: que estaba aquí, que estaba allá, que había cogido un barco desde Santander hasta Cuba... Todo aderezado con fotos y muchas palabras de cariño. Se dirigía a ella como “prima”.
La guinda vino cuando mi tía nos reveló quién era aquella buena señora que tanto escribía a mi tía abuela…















Agárrense a sus asientos que vienen curvas…











Era la hermana del abuelo de…



















¿¿¿¿MANDEEEEEEEEE???? ¿Que la tía abuela de “Españavabien” era prima de mi tía abuela? O sea, ¿que el abuelo de Aznar era primo de mi abuelo? ¿¿¿Qué he hecho yo para merecer esto???





Ahora entiendo por qué nadie en la familia habla de nuestros antepasados y me explico por qué digo tanto “mireusté”. Y no, no seáis malas/os, no he heredado el bigote.



Yo no quería... me liaron

martes, 2 de febrero de 2010

Tengo resaca. Pero una resaca muy chunga, de esas que te pillan desprevenida. Porque tú sales un sábado y ya sabes que puedes volver a casa perjudicada pero ¿un lunes? ¿Aquí en Aldealandia? Pues ni te lo imaginas.

Quedé con Aurora para tomar una cerveza en nuestro bar habitual. Yo iba directamente de trabajar, con mi pan para la cena en el bolso y todo pero llevábamos dos rondas cuando apareció un conocido y allí empezó a correr el alcohol que no había manera de pararlo. Después vinieron más amigos, y camarero sácanos otra… y otra, y otra… y así hasta no sé cuántas. En la quinta dejé de contar, pensé que así no me remordería tanto la conciencia hoy. Que no, que no me remuerde porque para mí me tomé cinco cervezas… pero hay que ver lo que pesan las que no conté.


Total que bebimos y bailamos, bailamos y bebimos. Mucho. Demasiado. Y entre baile y baile me di cuenta de que la vida de soltera es muy estresante. El viernes tuve cena, ayer me lié de mala manera, el miércoles he quedado y el viernes probablemente tenga cena otra vez. Me he tenido que comprar una agenda porque no doy abasto.

Supongo que este ritmo de vida es fruto del subidón inicial, que poco a poco me iré calmando. Pasé la fase 1, que es la de tristeza y lloros, hasta que dije “se acabó” (muy María Jiménez) “ya no lloro más”. Y de ahí pasé a la fase 2, la de disfrutar de la soltería. Porque, pasado el primer shock esto del divorcio también tiene cosas positivas. Veamos:

1- Tengo dos armarios y una cómoda para mí sola. Lástima que no tenga ropa suficiente como para llenarlos.

2- Me puedo poner los tacones que no me he puesto durante los últimos 7 años. El otro día me compré unos peep toes de 7 cm monísimos. Son tan bonitos que los tengo expuestos en mi habitación y me los pruebo todas las noches.

3- Puedo darme un capricho sin que me remuerda la conciencia. Si prefiero gastarme 20€ en una camiseta (o en cerveza, para qué engañarnos) en vez de en comida es algo que ahora me incumbe a mí y solo a mí.

4- Puedo entrar y salir cuando quiera. La pareja no implica control pero sí que hace que te cortes a la hora de hacer ciertas cosas. Si un lunes tonto como el de ayer me acuesto a las 3:30h con cierto grado de alcohol en sangre nadie me va a echar el sermón. La resaca y el sueño del día siguiente me los gestiono yo.

5- Gorroneo a mis padres sin sentirme mal por ello. Y es que soy su hija, es su obligación alimentarme... para que yo me pueda comprar camisetas de 20 € y gastarme el presupuesto en cerveza.

Seguro que hay muchas cosas más… pero ahora mismo no puedo pensar. Un Espidifén doble, por favor.

 

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