Pa mear y no echar gota

viernes, 29 de enero de 2010

- Perla (a un viejo con paraguas sospechosamente parado junto a su maravilloso coche): ¿Pasa algo?



- Viejo (con voz despreocupada): No… nooo…





- Perla: ¿está mirando algo?





- Viejo (sigue con voz despreocupada): no… nooo... Estaba orinando.








Perla ve con horror que EFECTIVAMENTE, por debajo de su chamarra sale… su agüita amarilla. ¡¡¡¡¡AAARRGGGGG!!!!!





- Perla: pues aquí en mi coche bien, ¿no?

- Viejo: no, no… pero si no le he dado, ¿no ves que ha caído ahí, en el suelo? (señalando)


- Perla: Debería darle vergüenza, ¿no tiene usted casa?


- Viejo: no, si ya estoy terminando.



- Perla: será... ¡¡¡¡¡CERDO!!!!!






El viejo se marcha tranquilamente con su paraguas mientras Perla se queda ojiplática, paseando su mirada de la puerta de su coche a la meada y de la meada a la puerta de su coche.

Menos mal que estaba diluviando.



Cómo complicarse la vida durante tres fines de semana

martes, 26 de enero de 2010

La semana pasada tuve la brillante idea de pintar la oficina. Sí, lo sé, soy una inconsciente y asumo toda mi responsabilidad porque fui yo quien le calentó la cabeza a mi madre para darle al rodillo. Aclaro que estoy empleada en la empresa familiar, no os vayáis a pensar que mi Amá y yo nos dedicamos a ir pintando mis lugares de trabajo.

Os aseguro que no era una cuestión de capricho mío sino de auténtica necesidad. El local llevaba como unos veinte años sin haber sido tocado así que imaginaos… Las paredes estaban renegridas y amarillentas del paso del tiempo pero si hubiera sido por mi padre y su socio hubieran seguido así otros veinte años más. Menos mal que estoy yo, la mano femenina del negocio, y mi madre, que me sigue la corriente.

Con la energía a tope y muchas ganas, el sábado a las nueve de la mañana comenzamos. Mi madre, mi padre y yo, menuda cuadrilla. Lo que a simple vista eran cuatro paredes de nada que iban a estar listas en un ti-tá (ilusa de mí) se convirtieron en unas superficies cabronas que escupían la pintura. Tres capas, tres, tuvimos que dar para que quedara medio decente y después de más de ocho horas de trabajo el sábado y cuatro horas el domingo, SOLO hemos pintado la mitad de la oficina… Aunque os juro que ayer me dolía el cuerpo como si hubiera terminado la mismísima obra del Escorial.

Pero lo peor de todo no fue el trabajo físico, no. Lo peor fue ¡¡aguantar a mi padre!! No llevábamos ni media hora y ya estaba refunfuñando. “Esto es una mierda, se levanta toda la pintura… Esto es una mierda (otra vez)”. Y le tuve que amenazar: “Pues es la mierda que tenemos así que vamos a dejarlo lo mejor posible. Si vas a estar gruñendo, mejor vete a casa”. Como jefa de obra no tengo precio...

Constatamos que la pintura no es lo suyo. Lo de mi madre y lo mío tampoco pero allí estábamos las dos dándolo todo. Él, en cambio, ufff... “¿Has pintado ahí?” preguntaba mi madre. “Sí, sí, lo acabo de hacer” decía él. Mi madre y yo nos mirábamos y nos entendíamos… Claro que había pasado el rodillo pero casi sin pintura y sin apretar, o sea, como si nada. Menos mal que se fue antes y nosotras pudimos rematar la faena. Y entonces sí, aquello parecía pintado. Nos prohibió dar otra capa pero mi madre y yo le ignoramos y, aprovechando que el domingo por la mañana no se podía ni mover y tuvo que bajar a la oficina más tarde, ¡¡zas!! aplicamos la tercera.

Aún nos queda trabajo como para otros dos fines de semana porque ahora nos han dicho que hay que dar primero una base de la que se usa para quitar graffitis para que la pintura agarre bien. Mi madre ya está pensando en pintar el techo y todo, poseída por el efecto poyaque que tan bien describió María. Yo le he dicho que conmigo no cuente pero creo que me acabará liando y mi padre ha dicho que nanai. Bueno, exactamente ha dicho: “¡¡A tomar por culo!! ¡¡Se queda así!!”.

De sentimientos de culpa, remordimientos y mala conciencia

miércoles, 20 de enero de 2010

Aunque nos pese, quienes hemos recibido una educación católica arrastramos algún tipo de secuela. Aquellos “pórtate bien que si no recibirás un castigo” (divino, por supuesto), “haz el bien porque de lo contrario caerán sobre ti los siete males”, “una niña como Dios manda no hace esas cosas”, etc. han dejado una profunda huella en nosotras que, a pesar del paso del tiempo, nos es difícil borrar.

Aurora se sacó el carnet de conducir hace algo más de un año. En la autoescuela le dieron la opción de pagar a plazos así que hasta que no apoquine lo que debe, le retienen el carnet. Ella anda mal de pasta porque le ha mirado un tuerto y cada vez que se pone a trabajar se rompe algo. Esto significa que lleva bastante tiempo sin saldar la deuda.



Yo, que con la edad he perdido bastantes escrúpulos, le digo que vaya a Tráfico y, pagando la tasa correspondiente, pida un duplicado del carnet por robo. Pero ella asegura que ¡¡NO PUEDE!!, que le comería la culpa de saber que está haciendo algo muy malo, tendría remordimientos de por vida y nunca estaría tranquila pensando que en cualquier momento van a venir a buscarla. Y que además, lo que yo planteo no lo ve factible, que los de la autoescuela no pueden ser tan tontos… vamos, que tiene que haber truco por algún lado.

Pero alma de cántaro – le digo yo – que estamos hablando de Tráfico. TRÁ-FI-CO. ¿Tú te crees que con lo poco que le gusta trabajar al funcionariado y con la cantidad de papeles que tienen que tener van a estar preocupándose de si alguien ha pagado a la autoescuela o no? Que ellos ya habrán cobrado lo suyo… así que, que el resto de la humanidad no lo haya hecho, te aseguro que les importa muy pero que muy poco.

Yo me imagino una situación así:

- Aurora: Buenas, vengo a pedir un duplicado porque me han robado el carnet.

- Funcionaria de turno: A ver, pasa a la ventanilla 1 y recoge el impreso X. Después pasa a la ventanilla 2 y abona la tasa que allí te indiquen. Luego vuelve aquí, y ya si eso y si no me he marchado a tomar un café, me entregas los papeles y te doy el duplicado.

Aurora, después de recoger el impreso, abonar la tasa y presentar todo sale de la Jefatura de Tráfico con su carnet en la mano. ¿Coste? 40 € como mucho… unas cuantas horas perdidas y quizá algo de mal humor.



Y ella se imagina algo así:

- Aurora: estoooooo….... ho-hola….... mira queeeee…..... el otro día…...... me robaron el bolso y..….. fíjate tú….....
teníaallíelcarnet.

- Funcionaria de turno: ¿Perdona? Es que no te he oído bien.

- Aurora: pues eso..….... queeeee…..... que me han robado.....… estooo…....... el carnet…..... y…...... buenooooo, pueeees…....... que quería un duplicado…..... ya sabes...

- Funcionaria de turno: a ver, dime tu DNI.

- Aurora: XX.XXX.XXX-W

- Funcionaria de turno: Uuuuuyyyyyyy, pues me temo que no va a poder ser. Aquí apareces como morosa, nena, vamos, que sabemos que NO HAS PAGADO A LA AUTOESCUELA. ¿A quién pretendías engañar? Ahora mismo llamo a la policía y que te lleven detenida.

Aurora pasa la noche en el calabozo. A la mañana siguiente, le llevo un café caliente y algo de ropa limpia, pago la fianza con el dinero que he recaudado cantando en la calle y le guiño un ojo al poli mientras meto mi número de teléfono en el bolsillo de su pantalón.



(P.D. Funcionarios y funcionarias de España, que no se me ofenda nadie.)

Situaciones surrealistas

lunes, 18 de enero de 2010

Imaginaos que una amiga vuestra está liada con un hombre casado.

Imaginaos que esa amiga y vosotras quedáis para tomar algo y en el bar elegido están Él y su mujer, con retoños incluidos, celebrando un cumpleaños con más gente.

Imaginaos que lleváis una bolsa de chucherías.

Imaginaos que Él viene a saludar con su hija en brazos.

Imaginaos que ofrecéis gominolas a la niña.

Imaginaos que enseguida viene el niño porque él también quiere.

Imaginaos que llega la madre para ver quién les ha dado las chucherías: Ah! Unas amigas del aitá...

Imaginaos que acabáis charlando amigablemente con la susodicha e incluso cuidándole a los churumbeles mientras el matrimonio se marca unos bailables.


………………

A veces la realidad supera a la ficción. Os aseguro que necesité varias cervezas para digerir la situación…

Cuestión de estilo

miércoles, 13 de enero de 2010

El sábado pasado salí en minifalda. De camino entre un bar y otro, un especimen de género masculino (no recuerdo si era joven, adulto o viejo) me espetó: “un poco corta la falda, no?”. Seguí mi camino lo más dignamente que pude.

Ayer, me probé con mi hermana un vestido que compré el otro día. Me dijo: “te pondrás pantalones debajo….”. “Pues no era mi intención”, respondí. “Sí, hala, qué vas a ir, ¿como las de quince años?” (léase con tonito hijoputa).

Y entonces, amigas, regresó un fantasma que me atormenta desde hace tiempo…….¿Voy camino de convertirme en una Ana Obregón cualquiera? ¿Una mujer de edad indefinida que, incapaz de asumir el paso del tiempo, sigue vistiendo como una adolescente? ¡¡¡¡¡Horror!!!!!

Tengo un estilo muy sport o boho o tirado…. o como se quiera llamar. Vamos, que me siento comodísima con mis vaqueros, camisetas y bailarinas y rara vez voy de punta en blanco. A veces entro en Bershka y en el probador de a lado hay una niña de doce años con la misma prenda que yo….y aún así acabo comprándola. Me imagino que las clientas y/o dependientas pensarán “¿adónde irá esta viejuna?”

Y es que ya estoy en la treintena y muchas veces me he planteado que quizá debería redefinir mi estilo….. Me asaltan mil y una dudas. ¿A qué edad debe una mujer cambiar su forma de vestir para no caer en el ridículo? ¿Y ocultar sus piernas? Me resisto a creer que me esperan faldas a la rodilla para el resto de mi vida…..

Está claro que necesito un icono en el que mirarme porque cierta edad y Bershka, (por ejemplo), son incompatibles. Kate Moss es mayor que yo y a veces lleva minifalda e incluso hot pants…. y a mí me encanta. Y Elle Macpherson se planta una camiseta blanca y unos jeans y hace girar cabezas. Pero, ¿y el resto de las mortales? ¿Nos lo podemos permitir?

La cuestión es que yo me veo y me siento estupendamente con mi estilo….. pero supongo que Ana Obregón también.






Claro que si así consigo que un Darek se fije en mí…….

Qué monos los niños....

lunes, 11 de enero de 2010

Esta mañana estaba en la farmacia y he oído cómo un niño de unos seis años preguntaba a su madre: “Amá, las pesetas....... ¿qué son?”

La farmacéutica y yo nos hemos mirado y hemos sonreído….y de repente ¡me he sentido mayor! Y he vuelto a aquel 1 de enero de 2002 cuando, después de pasar la Navidad con mi familia volví a Madrid y en la estación de Avenida de América tuve que pagar en euros por primera vez. Fue el billete en metro.

Me he acordado de aquellas monedas rubias y he vuelto a comprar un paquete de Risketos por cinco duros a la salida de misa (porque amigas, yo de pequeña iba a misa). He vuelto al fútbol con mi padre, donde un vaso de gaseosa valía diez pesetas y una bolsa de boliches, cinco. Y me he visto de abuelita diciendo a mis sobrinas-nietas: “cariñas, ¿sabéis que antes de los euros había otra moneda?” - “anda yaaaaa!”.

Y me he dado cuenta de que hay conocimientos que se extinguirán. Las nuevas generaciones no conocerán la peseta pero tampoco sabrán nunca que Michael Jackson era negro.....dudo incluso de que sepan quién era Michael Jackson. Creerán que Televisión Española siempre ha funcionado sin publicidad y por supuesto nunca se les pasará por la cabeza que antes la tele era ¡¡en blanco y negro!! Asumirán que la programación ha sido una basura siempre, no conocerán que el origen de todo estuvo en las Mama Chichos y ya no estarán en la memoria de nadie las Cacao Maravillao ni Emilio Aragón con sus playeras.

No dirán nunca eso de “y hasta aquí puedo leer” que repetía Mayra Gómez Kemp, ni “para adentro, Romerales”…y lo que es peor, JAMÁS conocerán a Chanquete ni llorarán su muerte.

Y, aunque soy super mega joven y además aparento muchísimos menos años de los que tengo…. de repente me he sentido mayor. ¡¡Cabrón de niño!!

De regresos y buenos propósitos

lunes, 4 de enero de 2010


Con los efectos del alcohol aún en mi cuerpo y recién llegada del submundo, me planteo los propósitos para 2010. Cada enero es lo mismo y cada año me doy cuenta de que no tienen mucho sentido porque al final no cumplo más que uno o un par como mucho pero es una manera de empezar el año con energías renovadas.

Hace dos años me planteé, entre otras cosas, ir al gimnasio de lunes a viernes a las 7h de la mañana y aún lo sigo haciendo. Vale sí, fallo algún día y ahora mismo estoy de vacaciones, pero en líneas generales puedo decir que es un propósito cumplido, lo cual me llena de orgullo y satisfacción.

Y es que no hay nada que me haga sentir mejor que las promesas cumplidas. El truco para que lleguen buen puerto es ser realista y ponerse pocas metas. Si no nos gusta hacer deporte es una tontería plantearse ir al gimnasio y si a nuestra lista añadimos demasiadas cosas será difícil que podamos con todas. Mejor centrarse.

Pero a veces, lo que parece factible se vuelve imposible (no quería rimar pero estoy poetisa…) El año pasado me propuse aprender a coser y follar más. Teniendo en cuenta que a principios de julio estalló mi gran crisis matrimonial, que S. se marchó de casa a finales de noviembre y que durante esos 5 meses nada de nada pues imaginaos...

Con la costura empecé en octubre pero empecé. Nadie dice que los propósitos haya que cumplirlos de inmediato, tenemos doce largos meses por delante y más vale tarde que nunca.

Este año, aparte de llegar a fin de mes sin morir en el intento, me he propuesto pocas cosas:

- Correr la Behobia-San Sebastian: es la reina de las carreras populares, 20 km de sufrimiento. Sé que me podía haber decantado por aprender punto de cruz o algo por el estilo pero me ha dado por correr. Es un gran reto personal y espero cumplirlo. Si Ane Igartiburu la hizo este año, ¿por qué yo no?

- Intentar arreglarme: iba a poner “un poco más” pero no, lo dejamos en arreglarme. Si es que soy un desastre, en invierno porque hace frío y en verano porque hace calor voy siempre como una tirada…. Podríamos decir que tengo un “estilo boho muy particular”.

- Dejar que la vida me sorprenda: soy una persona cuadrada. Me hago horarios, listas…..necesito tener todo bajo control y hago planes con meses de antelación. Pero este año me he propuesto vivir improvisando un poco más, ir haciendo cosas según vayan surgiendo. En 2009 he comprobado que la vida te cambia de un día para otro y que entonces los planes no valen de nada.

Y ya está. No más propósitos. Si cumplo alguno me doy con un canto en los dientes y si los cumplo todos….me haré un regalazo. Porque yo lo valgo.

Feliz rentrée.

P.D: Gracias a todas por los comentarios del post anterior. Sois unas amoras.
 

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